Soy Francisco José Molina, tengo 23 años, soy de Granada y tengo Síndrome de Asperger. Actualmente, estoy estudiando un Máster en Altos Estudios Internacionales y Europeos, tras haber estudiado otro Máster en Problemas Sociales y haberme graduado en Ciencias Políticas y de la Administración; todo ello, en la Universidad de Granada. Asimismo, estoy matriculado desde diciembre de 2019 en el Programa de Doctorado en Ciencias Sociales de la misma universidad. En el futuro, me gustaría dedicarme a la investigación y a la docencia en la universidad y llegar a ser profesor de Ciencias Políticas, aunque tampoco descarto dedicarme a la política, ya que es algo que, por increíble que parezca, me llama la atención desde pequeño.
Hice mi Erasmus+ durante el segundo semestre de 2017 en Turku, una ciudad situada al sudoeste de Finlandia, cuya universidad es la más antigua del país nórdico. Ésta fue una experiencia que me aportó crecimiento y más autonomía personal. Durante mi Erasmus, tenía que hacer yo solo mis gestiones, sin depender de nadie, por lo que fue un aprendizaje continuo sobre cosas que nunca antes me había planteado hacer por mi cuenta. En mi caso, fue aún más especial por tener discapacidad y de hecho, yo fui el primer estudiante con Síndrome de Asperger de la Universidad de Granada en irse de Erasmus. Además, hice amistades que jamás olvidaré y a los que sé que volveré a ver. Repetiría, sin duda.
Conocí ESN en julio de 2016. Se estaba celebrando el INnet Campus en la Universidad de Granada. Resulta que ESN participaba en este proyecto con la UGR, la Universidad de Lisboa (Portugal) y la AP College Antwerp (Bélgica) junto con estudiantes preuniversitarios españoles, belgas y portugueses, con y sin discapacidad. Su fin último era promover la movilidad internacional entre los estudiantes con discapacidad. Durante este campus, de una semana de duración, se realizaron actividades para conocer la Universidad de Granada, los diferentes Grados y los apoyos que se pueden solicitar. Yo fui como invitado a ciertas actividades, una de ellas para tener un encuentro con voluntarios de ESN Granada y algunos estudiantes que habían hecho Erasmus en Granada ese año. Allí coincidí con Sara Cuéllar, a quien hoy en día considero una buena amiga y que por aquel entonces era vicepresidenta de ESN Granada. Estuvimos hablando mucho y, en octubre de ese mismo año, ella me avisó para asistir a unas jornadas de movilidad inclusiva que organizaba ESN Granada cuyo fin era el mismo: promover la movilidad internacional entre los estudiantes con discapacidad. Fue precisamente durante esas jornadas cuando decidí hacer una estancia Erasmus el año siguiente, algo que nunca antes me había planteado realizar.
Cuando volví de mi Erasmus quise entrar en ESN Granada para seguir sumergido en el ambiente internacional. Además, cabe decir que yo era un asiduo en las actividades de ESN Uni Turku, una de las dos secciones de ESN que hay en mi ciudad de Erasmus.
Entrar en ESN era una forma de dar a otros lo que te dieron a ti como Erasmus. Yo, cuando estaba de Erasmus, agradecía que me prestasen ayuda y que se organizaran actividades para mejorar mi adaptación y la de mis compañeros. Entonces, pensé que si había gente en Finlandia que podía dar ayuda sin recibir nada a cambio y organizar actividades divertidas para los estudiantes de Erasmus, también podía hacerlo yo.
Como ya he dicho, soy miembro activo de ESN Granada. Aquí, soy integrante de varios comités: Comité Institucional, que se encarga de relaciones con Oficina de Relaciones Internacionales de la UGR y otras entidades y asociaciones; Comité Cultural, que se encarga de organizar actividades culturales para los Erasmus; Grupo de Impacto Social, que se encarga de organizar y realizar actividades sociales; y el Grupo de Deportes, que está a cargo de las actividades deportivas. Fui coordinador de deportes de septiembre de 2019 a febrero de este año y, del mismo modo, estoy en el grupo de trabajo para la creación de la Federación Andaluza de ESN.
ESN me ha enseñado y me enseña cosas cada día. En ESN me siento aceptado como nunca antes. Esto para mí no es algo normal, pues, a lo largo de mi vida, he sido discriminado por tener discapacidad, en el colegio y el instituto. Llegué a recibir acoso escolar en el instituto tan sólo por ser diferente e incluso llegué a sentir ganas de suicidarme.
Cuando entré en la universidad, ya sí me sentí aceptado y pude hacer amigos, pero en ESN veo que eso se ha intensificado aún más, pues he encontrado mi sitio y tengo motivaciones e ilusiones. Los valores que mueven a esta gran asociación son valores por los que merece la pena implicarse. En ESN, he aprendido que todos se esfuerzan por hacerlo cada día lo mejor que pueden, el valor de la solidaridad y que, aunque uno no se puede ganar la vida con esto porque es algo voluntario, por lo que no se obtiene beneficio económico, vives experiencias que te llenan y que no se pueden pagar con dinero.
Desde mi punto de vista, diría que, como voluntario, he aportado a mi sección otra manera de ver las cosas. Sin ánimo de echarme flores y como persona con discapacidad, creo que aporto una visión distinta de la diversidad. Además, me considero una persona muy honesta, sincera y transparente, por lo que siempre digo lo que pienso, sin cortarme un pelo, tanto si me gusta algo, como si no. También puedo decir que no estoy aquí para darme promoción ni para tener poder, por así decirlo, no busco tener la admiración de nadie, sino disfrutar y hacer disfrutar. En definitiva, ayudar a ESN a cumplir con su misión: enriquecer a la sociedad a través de los estudiantes internacionales. Descubrí que ESN es mucho más grande lo que pensaba cuando la conocí en 2016, al igual que sus valores, que van también bastante más allá de lo que creía. Unidos por unos mismos fines se puede conseguir mucho.
El estudiantado internacional ve en ESN una asociación de voluntarios, sí, pero no una asociación de voluntarios cualquiera, sino un grupo de amigos con el que estar y compartir su estancia de movilidad. No son sólo unos voluntarios que te llevan a un viaje y te traen de vuelta, son gente como los Erasmus, también estudiantes, de los que pueden llegar a ser amigos y muchos de los estudiantes internacionales que asisten frecuentemente a actividades de ESN no lo hacen tanto porque la actividad en cuestión esté muy chula, que también, sino porque su amigo o sus amigos voluntarios de ESN van también a la actividad. Lo he podido notar en este tiempo, y eso es algo muy bonito.
Una de las cosas que más me gusta son las causas de nuestra asociación. En mi opinión, ESN no es una asociación inclusiva todavía, pero creo que está en el buen camino para serlo y cuenta con las herramientas adecuadas para facilitar ese proceso, como por ejemplo eventos formativos para los voluntarios, como el Evento Formativo de Proyectos de Cartagena, al que asistí del 31 de enero al 2 de febrero de este año. Ya lo dije allí, cuando nuestro Presidente de ESN España, Juan Rayón, al que considero también un buen amigo, me pidió que hablase de mi experiencia como Erasmus y como voluntario con discapacidad, de forma totalmente espontánea. Sin embargo, también hace falta empoderar a las personas con discapacidad, al igual que el feminismo no sólo reivindica la igualdad de derechos para las mujeres, sino que también pretende empoderarlas. Por tanto, una de las cosas que me gustaría hacer en ESN es formar parte algún día del Equipo de Impacto Social nacional y aportar, desde ahí, mi granito de arena para que sea una asociación totalmente inclusiva. Asimismo, poder organizar una jornada de movilidad inclusiva a nivel nacional, que pueda reunir a gente de distintos sectores de la sociedad, educación, cultura y la política, y, por supuesto, estudiantes con discapacidad, que somos los primeros interesados. Como decimos siempre nosotros en el colectivo con discapacidad, “nada sobre nosotros sin nosotros”.
De ESN nunca cambiaría la forma tan altruista que tiene de relacionarse con los estudiantes internacionales y la posibilidad, ahora más que nunca, de realizar actividades inclusivas para los Erasmus. Por otro lado, como asociación democrática que es ESN, para potenciar, como decimos los politólogos, su grado de democracia, que algunas cosas no se elijan por decreto, por decirlo de alguna manera, que se tenga en cuenta el punto de vista de todos y que nadie sea mal visto por tener una opinión diferente, aunque bien es cierto que son casos aislados.
Como mencioné anteriormente, las causas de ESN me gustan porque son muy completas y no son siempre las mismas: son dinámicas, flexibles y transversales. Es por ello que una actividad de ESN, la mayoría de ocasiones puede incluirse en más de una causa. Del mismo modo, sus valores y objetivos son de mucho alcance y calado, queriendo tener grandes objetivos es como se consiguen grandes cosas, como por ejemplo, fomentar la movilidad internacional entre los estudiantes con discapacidad. Esto considero que es algo muy necesario, pues somos muy pocos los que lo hemos hecho, yo he tenido la suerte de ser uno los poquísimos estudiantes con discapacidad que se ha atrevido a hacer una movilidad internacional y es algo que todo el mundo, sea con discapacidad o sin ella, debería poder tener la oportunidad de vivir.
Para que ESN se pueda considerar una asociación totalmente inclusiva con los Erasmus, en primer lugar, debe serlo internamente, entre los voluntarios. Para ello, quizás podría ser buena idea llevar a cabo más actividades formativas como el EFP y el evento de Igualdad y Género. Pero, igualmente en otros eventos como las Plataformas Regionales o las Plataformas Locales, incluso en las Nacionales, debería ser obligatorio añadir algún taller sobre igualdad e inclusión, pudiendo potenciar así esta causa.
Por todo lo anterior, animo a todo estudiante de Erasmus que vaya a actividades con ESN, porque no se arrepentirá. También, a todo estudiante que haya hecho Erasmus alguna vez o que acabe de volver de su movilidad internacional, a ser voluntario de la sección de ESN que haya en su universidad. Aquí podrá hacer amigos, conocer gente y vivir experiencias enriquecedoras con estudiantes de otros países, conocer nuevas culturas, practicar y perfeccionar idiomas extranjeros y aprender nuevos, además que también podrán enseñar español, el aprendizaje siempre es recíproco. Además, se pueden descubrir sitios nuevos con los viajes de ESN o visitar otros a los que hace ya mucho tiempo que no vas, pues una de las experiencias más bonitas aquí la tuve cuando fui coordinador de mi sección en el Evento Nacional de Sevilla, el pasado mes de marzo.
Por último, he dicho antes que a lo largo de mi vida lo he pasado mal, en el colegio y instituto, que tenía ganas hasta de suicidarme, de quitarme la vida, por lo mal que me lo hacían pasar mis acosadores. Y aquí estoy. Lo que quiero decir con esto, es que de todo se sale. Por muy mal que uno lo pase, es posible salir, eso es lo que a mi al final me movió para seguir adelante. Los límites, a fin de cuentas, son los que tú te pones. La discapacidad no es ni debe ser ninguna barrera para hacer lo que quieras hacer en tu vida. Muchas personas con discapacidad lo hemos demostrado. A los que hemos vivido historias como éstas, a menudo se nos ha visto como superhéroes, pero yo no me considero como tal, simplemente, me considero uno más. Es lo que siempre he querido y me ha costado tanto conseguir. Y en este último año, ESN me ha ayudado también a seguir superándome a mí mismo. Para terminar, quisiera agradecer a todas esas personas que han estado apoyándome, tanto de dentro como de fuera de ESN, cuando estaba mal, y también, cuando han compartido mis alegrías.
Francisco Molina. Voluntario de ESN Granada